Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un tapiz https://tesspfmc599486.vidublog.com/37346729/revelaciones-sobre-el-cabezazo-de-zidane-a-materazzi