Al tenerlo en sus brazos, María ve de cerca la recaída y profundidad de todas las llagas y heridas de su hijo, reavivando el dolor. Su súplica de paciencia a Alá se refleja en esta gracia: “Les atinaré cuanto pidan, siempre que no se oponga a la adorable voluntad de https://malcolmm628nev5.newsbloger.com/profile